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April 29, 2015

Reseña curricular y el resumen de algunas colecciones temáticas (todas en desarrollo).



Temuco (Chile) 1962. Era febrero y yo tenía 12 añitos. 
Una calurosa tarde de verano , a la hora de la siesta, leyendo las Seleciones del Reader's Diggest, 
encontré un reportaje sobre el fotógrafo estadounidense Ansel Adams. Lo ilustraba esta foto, titulada   "Salida de luna sobre Hernandez, Nuevo Mexico"


La imagen me dejò tan impresionado que, en ese momento, pensé: "Quiero ser fotógrafo", pero no tenía la menor posibilidad de concretar ese sueño, claro.

En marzo volvimos al colegio. Estudiaba en el Instituto Claret  y, como la casualidad no existe, una tarde, al terminar su clase, el cura que nos enseñaba Ciencias Naturales,  preguntó "¿Álguien quiere aprender Fotografía?" Yo levanté mi patita.

El santo varón tenía una Contax reflex y necesitaba que alguien hiciera fotos de las ceremonia que él celebraba. Pocos días después, comenzabamos a trabajarle a la BBC (Bodas, Bautizos, Cumpleaños). Entonces, Temuco era una  provinciana y pequeña ciudad. Muy vinculada al campo. Por eso lo llamaban a bendecir las siembras, las cosechas,  la parición de las chanchas, los tractores recién comprados, pero también bautizaba los tijerales de las casas en construcción, los autos nuevos... los refrigeradores, "para que esiempre estuviesen llenos". Si instalaban teléfono,  lo llamaban a bendecirlo, "para que no trajese malas noticias". Digamos que la TV aun no existía en Chile.

En Temuco  no había donde mandar a procesar en color, pero el cura tenía una ampliadora y revelábamos, en blanco y negro, para vender las fotos, lo antes posible. Así me acostumbré a imaginar la ampliación final en blanco y negro (antes de llevarme la cámara al ojo) y sigo fiel a esa idea. Hasta hoy. Por eso, la mayor parte de mi trabajo personal sigue siendo en blanco y negro. El sacerdote tampoco sabía mucho del foto-laboratorio, así que decíamos "Echando a perder se aprende" y juntos fuimos descubriendo los secretos de revelar película y ampliar fotos. Pronto me pude comprar mi primera cámara, la Voigtlander Vitoret, que no tenía  telémetro y debía calcular la distancia, tampoco tenía fotómetro y desde chico tuve que aplicar "ojímetro" 


Durante cuatro años trabajé con esta "joyita" (1963-1967) haciendo fotos de matrimonios y otros eventos sociales, foto carnet, retratos familiares (y de lo que fuera)

Debo reconocer que, entonces,  mi ùnica "motivación estètica" eran las monedas que ganaba por cada foto vendida.


En aquellos años, no existía San Google y tampoco se encontraban  libros , o revistas, donde conocer la obra de fotógrafos (de verdad). Solo a veces caía en mis mano algún ejemplar de la revista LIFE, por lo que crecí sin referentes. Yo no sabía nada de  estilos, ni de géneros, ni de estética, ni de discurso visual.  Sólo nos interesaba que nuestras fotos estuviesen a foco, que el negativo no se llenase de pelusas, que las ampliaciones no quedaran demasiado contrastadas, que los clientes se reconocieran y que pagaran (sin reclamar, claro) 

Poco antes de cumplir 17 años, emigré a Santiago, para estudiar en la universidad,  pero seguí haciendo Fotografía y comencé a trabajar en prensa, cuando Juan Domingo Marinello me llevó a la revista "RAMONA", pronto me llamaron a colaborar con otros medios de la época. Los editores jefes y los directores de arte me fueron pulieron, a grito limpio. Gracias, Camilo Taufic, Mario Gomez Lopez, Carlos Berguer, Guillermo Tejeda, Pepe Gai, Carlos Alfieri, Jorge Soto (Veragua), etc...

En 1972 me llamaron del sello discográfico DICAP (Discoteca del Cantar Popular) donde editaban los discos de Quilapayun, Angel e Isabel Parra, Inti Illimani, Gitano Rodriguez, ILLAPU, Victor Jara, Payo Grondona, más el largo y rico etcétera de la época.

El 11 de septiembre de 1973, apenas comenzó el Golpe de Estado, quedé solemnemente cesante, pero me busqué las lentejas recorriendo Chile de punta a cabo y haciendo diapositivas color para fabricantes de tarjetas postales y calendarios. El mejor cliente era VILLAGE, pero también  vendía a Lan Chile, Ferrocarriles del Estado, la Dirección Nacional de Turismo y Chilectra... Hasta que, en 1976, me invitaron a exponer, en EEUU... y jamás volví a vivir en Chile. Primero me quedé en Nueva York, luego me instalé en San Francisco, pero en 1980 me trasladé a París. Ahí comenzó mi verdadero prendizaje, porque el medio era competitivo y solo me quedaban dos caminos: aprender o dedicarme a otra cosa. Hasta entonces, mi objetivo solo había sido hacer fotos "bonitas" y tecnicamente perfectas, pero aprendí que lo importante era el discurso, la narrativa. También descubrí la arquitectura de la imagen, la geometría, los contenidos, etc...
Pero me vi obligado a comenzar por el principio: primero pinté muchas casas para comprar equipo fotográfico “de verdad”. Luego hice tropecientos mil retratos de niños. Pero aun era una épca de oro, cuando poca gente hacía fotos, se valoraba el oficio y era pagado. Pronto me llamaron de una agencia de publicidad y tuve que hacer cientos (o millones) de aburridas fotos de productos, para catálogos, hasta que pude volver a trabajar para sellos discográficos. También me llamaron para hacer foto industrial (en gran formato) y tuve que aprender a manejar cámaras de placa. Después pasé años dedicado a realizar catálogos de moda (para diseñadores de pret-a-porter) y fotos de teatro (por ejemplo, el actor chileno Andrés Perez me llevó a trabajar para Ariane Mnouchkine en el Teatre du Soleil, donde la fotógrafo oficial era Martine Frank, esposa de Cartier Bresson) Otro campo fue trabajar para pintores y escultores, documentandosu obra y trabajando para sus catálogos. Todo eso lo hacñia con una Mamiya RB 67 (formato medio). En ese tiempo también empecé a dar clases de Fotografía, con mucho cuarto oscuro, película y químicos (corria 1985).
Poco más tarde (1990), mi adicción a la adrenalina me llevó a trabajar como paparazzo, para agencias de “prensa del corazón” (pura farándula, pero a escala internacional). En eso estuve una década, entera. Pero me gusta recordar que en 1991, siendo embajador de Chile en España don Gabriel Valdes y comisario don Roberto Durán, me llamaron como "fotografo oficial" del pabellón de Chile en la Expo Sevilla 92. Chile recién recuperaba la supuesta democracia (y disfruté con ese trabajo). Aunque después me he decepcionado con esa "democracia" que hasta hoy mantiene la Constitución de Pinochet y nada se ha hecho contra el sistema neoliberal que impusieron...

En 2009 volví a Chile, decidido a re-instalarme en Cunco, mi aldea natal, aunque sigo viajando donde me llamen, para hacer fotos por encargo, aunque estoy dedicado a la llamada "foto de autor" y para financiar mis proyectos he ganados varias becas del estado (Fondart, FNDR y Sercotec)...

Ya cumplí 53 años en el oficio de retratar la Vida y no sé si la Fotografía es arte (ni siquiera me interesa discutirlo) porque entiendo que es un lenguaje que permite elaborara discursos visuales. A eso me limito y me dedico a trabajar series temáticas. Tambien debo reconocer que no creo en las tan sobrevaloradas "reglas" de composición (la de los tercios, que el horizonte derecho, que espacio para la dirección de la mirada, que no cortar los pies ni las manos, etc etc etc). Por suerte, no existen recetas para hacer buenas fotos, ni reglas que limiten las posibilidades expresivas.

Creo que Chile sigue inmerso en el apagón cultural generado por la dictadura y su modelo económico, por eso, sigo haciendo charlas, talleres intensivos y clases, en escuelas, colegios, universidades, centros culturales, grupos fotográficos, entidades  y donde me inviten. Por otro lado, hora, cuando (casi) en cada casa hay un aparato que hace fotos (celular, cámara compacta, tablet o camara reflex), es imprescindible que la gente conozca una cierta foto-gramática que les permita optimizar el uso de estas foto-herramientas. Viendo esto, me parece que la Fotografía es el lenguaje del siglo XXI  

También presento la edición limitada de algunas de mis fotos, de diferentes series y de distintas épocas .

Son ampliaciones "fine art print" según las normas internacionales de museo. Papel de algodón, Canson Platine Fibra de 310 gramos. Tamaño 40x55 cms. Pueden encargar copias, a $ 70.000 chilenos c/u. =130 dólares USA o 125 Euros. El precio incluye impuestos y envio por correo certificado a cualquier lugar del mundo. Copias numeradas y firmadas (Tiraje: solo 15 ejemplares de cada foto)

Los intereados, porfa escriban a <hectorphoto@gmail.com>


Referencias curriculares

1)) entrevista (video) Universidad Fins terrae  https://www.youtube.com/watch?v=Z91poIxxwOk


4) publicación diario de Soria (España) ://www.desdesoria.es/?p=83941


6)  blog acerca de mi trabajo http://hectordecunco.blogspot.cl/

7) blog  sobre los workshop, talleres y clases que estoy realizando http://cursosyworkshopdefotografia.blogspot.cl/



De la serie "Isluga, altiplano chileno, 1975"



Ya se cumplieron 40 años desde que subimos al altiplano, por primera vez, con el grupo Illapu. Luego volví muchas veces, solito, pero todos esos negativos se perdieron en un par de allanamiento (durante la dictadura) Estas ampliaciones, enmarcadas, has permanecido, todos estos años, en el living de un amigo. Estas son fotos de esas fotos... todo un juego de espejos...



Rebaño, Enquelga, 1977

Sicuris de Isluga, 1975

Sicuris de Cariquima, 1976
... de la serie "Postales de París"

Cuando me instalé a vivir en París (1980), uno de mis primeros trabajos fue recorrer las calle haciendo fotos para vender a editores de tarjetas postales. Aqui dejo algunas...

Bistró con culo, Paris, 1980


... colaboración con el grupo musical ILLAPU...
Nos conocimos en 1972, cuando ellos recién llegaban a Santiago, para grabar su primer disco. Durante estos 43 años he realizado muchas fotos del conjunto, en diferentes lugares del mundo mundial... desde que comenzaban hasta que  (hoy) son toda una leyenda de la música chilena. 


Pudahuel, 1976


...en el techo de Notre Dame,Paris, 1980


Bosque de Vincennes, Paris, 1982


Portada CD, 1982

Foto hecha en Pudahuel, 1974, disco editado en Francia, 1984

Sala de ensayo, Santiago de chile, 2012

Pucón, 2013

Comunidad Rodrigo Melinao, Ercilla, 27 de junio 2015

De la serie "¡¡¡Por la educación chilena!!!"
Desde 2011, vengo retratando el movimiento ciudadano por la educación chilena. He asistido a casi todas las manifestaciones y marchas...













De la serie "Fotos ferroviarias"
... después de pensarlo mucho, decidí tomarme un tiempo para recordar la infancia carrilana que me brindó mi padre, un obrero ferroviario, que dedicó toda su vida a trabajar para la "Empresa", 
Por suerte, encontré la ayuda de don Carlos Beseler, maquinista de los actuales trenes, del agónico ferrocarril chileno... 








...de la serie "Vivir y morir en $antiago de $hil€"


...comencé esta serie, después de conocer la "Encuesta de Felicidad 2012", del Fondo Monetario Internacional, donde resulta que $hil€ es el país con mayor Producto Interno Bruto del continente... pero está en el lugar 16 en el ranking de población que se declara feliz. Además, es uno de los paises con la mayor tasa de suicidios. a nivel mundial. También, la desigualdad en la repartición de los ingresos es una de las mayores del mundo... mmmm.... por otro lado, los medios crean ilusiones respecto del futbol (por ejemplo) pero el 40 % de los niños tiene problemas de peso, por la malos hábitos alimenticios... los adolescentes son consumidores de alcohol (de los primeros del mundo)... En esta etapa, con mi amante del ojo de vidrio intentamos retratar la vida cotidiana, el paisaje urbano y la gente... en esta nueva serie ""Vivir y morir en $antiago de $hil€"... sobre el cotidiano de la Kapital del Reyno de $hile... parai$$$o neoliberal donde todo es mercancía / negocio... la educación, la salud, la previsión, etc, etc, etc... en beneficio de unos pocos y sin importar la calidad del producto... recordemos que las universidades no tienen estudiantes, tienen clientes... y m{ás del 70% de los estudiantes muestran problemas de comprensión lectora... además, recordemos otras características de esta kapital: contaminación endémica, transporte público poco y nada eficiente... en un país empobrecido culturalmente, donde se lee poco y el $hileno medio se comunica con un vocabulario de 400 palabras... y no olvidemos que el lenguaje crea realidades... mmm... no vale la pena extenderse más... porque habría mucho argumentos... y no pierdo la esperanza que en el mediano plazo, algo pueda cambiar... 
... Mientras tanto, va tomando forma esta foto-historia, que posiblemente terminará en multimedia, en foto-libro, o en expo... ... proyecto sin fecha de cierre, donde cada fotoes una pieza más del gran mosaico que pretende reflejar como veo y entiendo la ciudad de $antiago.






































... de la serie "La Frontera cotidiana"
Desde la Guerra de Arauco (siglo XVI), esta parte del sur de Chile siempre fue “La Frontera”, hasta que, en l978, con la regionalización le cambiaron nombre por Región de La Araucanía. La más pobre del país, que tiene el mayor porcentaje de población mapuche. También es un bastión de la derecha. Esto sigue siendo territorio fronterizo, donde viven (y no siempre conviven) dos cosmovisiones y dos realidades.










































"Jerónimo y Mario, de Tirúa, en Temuco, 2015"

Francisca Licán, comunidad Rodrigo Melinao, Ercilla


... de la serie "CUNCOgrafías"
 
REGRESO A LA INFANCIA (con cámara), por Héctor Gonzalez de Cunco. 30 de agosto de 2009 a la(s) 11:12



Como hay que nacer en alguna parte, me tocó Cunco. Fue culpa de un vino pipeño aliñado con rencores añejos. 
Corría 1949 y mi padre era obrero ferroviario. Para más señas, palanquero del tren de carga de Valparaíso a Puerto Montt. Una tarde de enero se jugaba un torneo de rayuela en la “picá” vecina a la maestranza ferroviaria de Temuco, más conocida como la Casa de Maquinas. A mi papá le tocó enfrentarse con uno de los jefes grandes. Justo con el que mantenía un rescoldo de rencillas viejas. Con el primer punto dudoso volaran insultos, luego hubo coscachos. 
Como era mal visto que la jerarquía catase mostos junto al perraje, “La Empresa” calificó el incidente de tropelía menor y a mi viejo lo degradaron a un ramal. Pudo tocarle Lonquimay, Curacautin, Villarrica, Cherquenco o Carahue. Pero el azar dijo Cunco y ahí lo arrinconaron. El 21 de marzo, mi madre llegó a instalarse en el “pueulo”, conmigo en la maleta. 

Nací justo tres meses  después.Poco recuerdo de mis primeros años, aunque llevo impresos dos aromas de identidad: uno picante, a carbón de piedra ardiendo en “la lorita” y el otro espeso, a manta de castilla húmeda. Además, cualquier repiqueteo de lluvia furiosa me suena a infancia con tejuelas. 
Yo tenía seis añitos cuando mi querida tía Uldadina se casó con Nano Rickemberg, el herrero del pueblo. Me crié en su casa, fascinado con el taller. 
Mi tío Nano siempre ha sido un hombre bueno y desde que yo era un pergenio ponía un cajón delante de la fragua, me instalaba arriba y quedaba encargado de tirar el fuelle. Para completar la broma, me pagaba un par de chauchas diarias y yo me creía la muerte, trabajando entre hombretones curtidos y con una clientela ruda, de revolver al cinto. Ahí mudé los dientes de leche y eché raíces.

Entonces Cunco y Melipeuco eran una sola comuna. Disfrutaban del esplendor económico que se había iniciado en los años 30 y que declinaría en la década del 70. Cada día partían varios trenes repletos de madera nativa y al anochecer corríamos a recibir el de pasajeros, que subía la última curva, resoplando, y al llegar envolvía los andenes con vellones de humo y vapor. El patio de la estación cubría seis hectáreas, siempre repletas de castillos de madera esperando embarque. La herrería quedaba justo al frente. 

En verano, abríamos a las seis de la mañana y en la calle encontrábamos unas cincuenta carretas cargadas de durmientes, haciendo cola para entregarlos. Mi tío trabajaba a dos fraguas y con cinco ayudantes, pero apenas eran capaces de satisfacer los encargos de fabricar herramientas o hacer reparaciones para los aserraderos. También se ocupaban de los aperos agrícola de la comarca entera. En ese tiempo todos los puentes eran de madera y, a golpe de yunque y fragua, elaboraban los inmensos clavos, abrazaderas y pernos necesarios. Aun siento un pellizco en las tripas cuando cruzo el puente Medina, sobre el río Allipén. El único de aquella época que sigue en uso… y con él sobreviven fierros que ayudé a fundir.

Tirando el fuelle (… y boquiabierto), escuché toda la épica fundacional de la comarca, incluyendo las guerras entre aserraderos, con hombres troceados en la sierra, por robar madera. Otras veces se desmenuzaban los turbios orígenes de algunas fortunas locales o las artimañas para correr los cercos a los mapuches. También oí cuentos de pumas cebados con carne humana y mis ojos vieron monedas de plata, salidas de entierros legendarios. Mi primo Genaro Castro, de Lomocura, conserva unas cuantas. Así, las novelas de Julio Verne, que leería más tarde, resultaban una alpargata al lado de lo que escuché cuando “cauro” chico. 

Llegada la edad de los alardes, los chiquillos escapábamos de la cama poquito antes de medianoche, para juntarnos en el cementerio y presumir de valientes. Jugábamos un rato a la escondida. Después, acelerados y borrachos de adrenalina, rompíamos ampolletas del alumbrado público, a hondazos, y culminábamos la noche apedreando los techos de las viejas más cahuineras. Siempre nos pillaban los pacos y, de las mechas, nos repartían por las casas. Entonces mi adorada tía Uldadina lucía su lado B (el sádico autoritario). Antes de azotarme con una varilla de mimbre, me obligaba a bajarme los pantalones. Tenía que pedirle perdón de rodillas y rezar un Padre Nuestro a culo pelao. Después me machacaba, a conciencia. Había que aguantar sin chistar, porque cada paliza era una condecoración para nuestro rebeldía púber. Y quizá por eso reincidíamos a la primera de cambio. 

Mientras, mi tío Nano me ilustraba en las artes de la pesca. A los 12 años saqué mi salmón iniciático en el río LLaima y gané el derecho a participar en las extenuantes expediciones de los adultos, subiendo hasta los (entonces) remotos lagos de la cordillera y la montaña.

Durante los pícaros anocheceres veraniegos, las hormonas me pasaron sus primeros pliegos de peticiones mientras jugaba a la escondida con las chiquillas, en el laberinto de castillos de madera. Esa fue la principal  fabrica de “cuncunos” y de madres solteras, por muchos años. 

También recuerdo algunos viernes de pago, cuando muchas mujeres planchaban las camisas para que sus hombres, bien cacharpeados, fuesen a esperar el tren que traía un bullicioso ramillete de muchachas hiper maquilladas. Con banda de música desfilaban hasta el prostíbulo de la “tía Rosa” y armaban la tremenda fiesta. El lunes, en el tren de las siete de la mañana, las mujeres se marchaban, discretas y sin abalorios.

En aquel tiempo aun no se me había muerto nadie y yo no me daba cuenta que era feliz, con esa infancia sencilla, llena de curiosidad y plagada de lecturas heterogéneas. Demasiado pronto cumplí los 17 y me fui a la universidad. 

Poco después, el azar y la dictadura me empujaron lejos. Estuve casi 30 años sin visitar Chile, primero viviendo en EEUU, luego en Paría y luego a caballo entre Sevilla y París. Pero desde el 2005 paso largas temporadas en la comarca donde quedó dispersa mi infancia. 

Todo ha cambiado, claro. Hace mucho que arrasaron los bosques. No hay pesca porque la industria salmonera ha contaminado los ríos. El ferrocarril ya no existe, un incendio se tragó el edificio de la estación y llegué justo cuando se estaban llevaban la línea del tren. 

Encontré un Cunco empobrecido, donde la identidad local escasea; la conciencia histórica no existe y los jóvenes ignoran el pasado maderero y ferroviario. 

Ahora, en “el pueulo” reina la postmodernidad: tiene dos supermercados, mucho asfalto, un ciber de primer mundo y cada “cuncuno” anda entrampado con varias tarjetas de crédito. Pero no encontré ni una mísera foto donde consolar las nostalgias o confirmar mis recuerdos. Conmovido, comencé a retratar mis propios fantasmas para construir una colección de imágenes que me ayudasen a recordar. Ahora, antes de volver a partir, quiero que existan muchas fotos de la vida cotidiana ¡esas que tanto eché de menos al volver a esta comarca de ausencias.

                                                                                                Cunco, invierno del 2009

Posta data 1.- En este proyecto, llamado "Comarca de Ausencias" (Fondart 2008) tuve dos acompañantes: el poeta y ensayista Elicura Chihuailaf fue mi cable a tierra y escribió textos para contextualizar las fotos; mientras la joven profesora Vivi Geeregat  se ocupó de los archivos y de la edición literaria de los textos. Luego, con el mismo equipo, realizamos otro proyecto, llamado "Retrato Azul de La Araucanía" (Fondart 2010)...  

Post data 2.- Escribí estas lineas en agosto del 2009, en lo que fue la casa-taller de mi tío herrero… ahora, en el otoño del 2014... ya no vive nadie y quizá pronto la van a demoler. Cuando redacté esto,, hacía pocas hace semanas  que habían descubrieron que mi tío Nano (74 años) tenía un cancer en la próstata. Por aquellos días se fue a vivir con una hija, en otro pueblo… Mi tío nano murió el s de julio del 2013... y está enterrado en cementerio del "pueulo", claro... 

Post data 3.- En esa casa abandonada, me armé un refugio austero como celda monacal, para ser el último habitante de esa morada que hoy agoniza.  Mientras, afuera, "la vida sigue". A ratos, el viento "Puelche" intenta arrancar el pueblo, de cuajo y una lluvia torrencial zapatea en los techos. Mi escritorio es la mesa que llevaba 50 años en la cocina, donde se amasaba el pan. Aquí redacté algunos textos que gravitaron en mi vida, por ejemplo dos proyectos Fondart y un FNDR, que gané. Ahora, trabajando en mi siguiente proyecto: un foto-libro, de autor, que se simplemente se llamará "Cunco". Será el relato visual de este regreso a la comarca donde quedó dispersa mi infancia... son las fotos que vengo haciendo desde hace 10 años... 














... de la serie "Mondo Cane"












... de la serie "En passant (o captura al paso)".
La captura "al paso" es una jugada propia del ajedrez... o un recurso del fotero en viaje, para incorporar/subrayar el movimiento... digo yo...

... de la serie "TEMUCOgrafías"

De la serie P+H (en proceso, color)
... a veces me topo con escenas que tienen un toque levemente surrealista... y esas fotos las voy dejando en esta serie...







... de la serie "Saludo a Consomi"
Para despedirme, debo decir que Consomi del Trintitréh es un fotógrafo chileno con sólido trabajo. Me gustan sus fotos eróticas y desnudos. Un par de veces hemos comentamos las razones, motivos y consecuencias de sus afotamientos. Hace poco le confesé que al mirar su obra, la envidia (cochina) me impulsó a incursionar en el género. Así que junté valor y comencé a retratar intimidad y piel. Aquí comparto algunos resultados de esta búsqueda incipiente....